Mirando el firmamento...

...

Desde que el mundo es mundo el hombre ha buscado respuesta a sus preguntas elevando su mirada hacia el cielo y mirando las estrellas.



Brillan en el firmamento, tintinean alegremente y son las únicas luces en la más profunda de las oscuridades… ellas nos dan calor, ellas nos guían cuando estamos perdidos… ellas nos acompañan cuando estamos tristes y conocen nuestros más profundos y secretos anhelos… ellas nos dan la vida y de ellas depende toda existencia; resplandecen en el manto oscuro de la noche como joyas en el fondo del mar y nos hacen preguntarnos… preguntarnos cosas, cosas importantes, cosas que no compartimos con nadie más… solo con ellas, mientras las miramos desde nuestra mortalidad…


Todas se mueven, todas cambian, todas dibujan caminos en su ir y venir… todas menos una, La Estrella Polar… es la única del firmamento que permanece siempre en el mismo lugar… estable, constante… siempre brindándonos su resplandor y su guía. A lo largo de los siglos los seres humanos la han usado como punto de referencia, todas las culturas, millones de personas en el mundo han contemplado su luz y se han sentido un poco más cerca de casa…


Hoy soy yo quien la miro, la contemplo pensando si ella me mira a mi… y si me mira ¿qué pensará?... ¿me escucha hablarle?... ¿sabe de mi?... haciéndome esas preguntas siento en lo más hondo del corazón una respuesta contundente, fuerte, clara como la luz de la propia estrella… si… ella también me mira a mi…


Guíame preciosa estrella… brilla, brilla fuerte… enséñale al mundo lo que vales, enséñanos a todos tu luz… deja que los mortales sigamos mirándote embelesados, haciéndonos preguntas y sintiéndonos un poco más cerca de casa con solo observarte. Ese y no otro es el poder de una estrella, su capacidad para iluminar cuando lo demás es oscuridad…